miércoles, 22 de agosto de 2007

La ruta del dialogo y los acuerdos



La formación de Alternativa Socialdemócrata es producto de las convicciones y los compromisos de miles de ciudadanos que, en el marco de la transición política de estos años, hemos compartido la voluntad de contribuir a la construcción de una sociedad donde las libertades individuales y la equidad social se expresen efectivamente, sin exclusión alguna, en nuestra vida cotidiana. En este esfuerzo hemos concurrido organizaciones de la sociedad, agrupaciones políticas y personas con experiencias, vocaciones y capacidades diversas.

Hemos enfrentado grandes dificultades para abrirnos paso en un entorno caracterizado por condiciones muy adversas para las expresiones políticas surgidas de la ciudadanía, entre las cuales destacan las grandes cantidades de dinero involucradas en los procesos electorales y la profunda inequidad de la competencia, así como la persistencia de viejas y poderosas estructuras corporativas o el uso reiterado de clientelas políticas fincadas en la manipulación y el aprovechamiento de la pobreza.

Pero lo cierto es que las mayores dificultades han residido en nuestra incapacidad para procesar con madurez y responsabilidad, en el marco de la pluralidad inherente a la política en democracia, nuestras diferencias internas. Creo que en esa incapacidad se manifiesta un problema que nos trasciende y afecta al país en su conjunto: la falta de disposición efectiva para dialogar y construir acuerdos entre quienes tienen visiones diferentes. Es en ese punto donde se acaba la política y comienza la confrontación. Pero tengo la convicción de que las diferencias y los conflictos internos que en los últimos meses hemos enfrentado en nuestro Partido, no son producto de diferencias irreductibles que no se puedan resolver por la vía del diálogo.

Hay quienes no comparten la visión política de la dirigencia nacional que encabezo. Esas opiniones no sólo son respetables, sino contribuyen, no me cabe duda, al debate de las ideas y a la discusión estratégica, imprescindibles en cualquier partido político. La distorsión del diálogo y la trampa a la democracia, sin embargo, surge cuando las diferencias se traducen en ofensas personales, imputaciones sin fundamento, declaraciones difamatorias y descalificaciones que, lejos de la crítica constructiva, buscan destruir. La política debe ser construcción y, en mi opinión, lo debe ser por partida doble en los momentos decisivos que vive nuestro proceso de consolidación democrática.

Desde mi punto de vista, la posibilidad de que nuestro país supere la profunda desigualdad que lo escinde y salga del estancamiento en que se encuentra inmerso, pasa necesariamente por nuevos términos y actitudes en las relaciones entre los partidos políticos. Cada vez que reviso los procesos de transición exitosos en otros países, observo en ellos una incansable voluntad y capacidad de diálogo y construcción de acuerdos. La socialdemocracia, por cierto, se ha distinguido históricamente y en los tiempos recientes, por esa voluntad y esa capacidad. Sin ellas, sin las alianzas que ha construido, en distintos momentos y en distintas sociedades sus principios y sus propuestas programáticas se habrían quedado en los archivos que guardan la memoria de sus debates internos.

Al lado de muchas compañeras y compañeros de Alternativa Socialdemócrata, creo en la necesidad y veo la posibilidad de integrar una agenda básica de reformas legislativas y políticas públicas que, sin ignorar nuestras diferencias, podamos compartir los partidos políticos y las organizaciones sociales de izquierda y progresistas. Esto me parece imprescindible en el horizonte del 2009 y del 2012 si queremos lograr una mayoría parlamentaria y un gobierno que ponga el acento en el combate a la desigualdad y en la garantía universal de los derechos y las libertades, siempre y cuando lo hagamos en el marco de la pluralidad, sobre la base de programas claros, de cara a la sociedad. Y creo, al mismo tiempo, que ese propósito no es incompatible con el compromiso democrático de sostener una interlocución responsable y respetuosa con los partidos políticos y las organizaciones sociales conservadores.

Por estas razones, cuando la mayoría de nuestro Comité Ejecutivo Federado ha considerado necesario fortalecer la acción política de Alternativa Socialdemócrata para lograr llevar temas relevantes de nuestra plataforma a espacios legislativos o de gobierno, hemos aprobado acuerdos con otros partidos: una coalición con el PRI para el Congreso en Veracruz y una candidatura común con el PRD, el PT y Convergencia para el Gobierno de Michoacán. El mejor ejemplo de los resultados de esta visión de diálogo y construcción de alianzas programáticas, está en los logros que hemos alcanzado a través de la Coalición Socialdemócrata en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.

La sociedad mexicana quiere acuerdos y soluciones. No quiere más pleitos y confrontaciones estériles. Por eso considero que es una responsabilidad compartida de quienes formamos Alternativa Socialdemócrata, expresar nuestras diferencias bajo el compromiso democrático de respetar las decisiones de la mayoría y garantizar los derechos de la minoría. Ahora que nos hemos dado nuevos Estatutos y, conforme a ellos, debemos desarrollar un proceso interno para conformar Asambleas en las 32 entidades federativas y renovar los órganos de dirección en todo el país, resulta imprescindible abrir los espacios necesarios para la generación de acuerdos que nos permitan seguir construyendo una alternativa socialdemócrata para México. Como presidente del Partido, mi convicción está en la ruta del dialogo y los acuerdos. A ello exhorto fraternalmente a mis compañeras y compañeros.
Alberto Begné Guerra
Presidente
Alternativa Socialdemócrata

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